Durante siglos las gargantas de al _ andaluz,
se atoran con los silencios forzados.
Sonriendo y apartando la mirada de la evidencia.
Durante siglos la belleza no fue suficiente.
Durante siglos, voces la cantaron en excelencias, y olvidaron
la pena de la petenera.
La tarara se hizo un vestido de luto blanco,
para llorar por los bancales, la muerte del canto.
Las plañideras se desgarran los velos,
y las viejas fruncen sus faldas con alfilercitos negros.
Mientras, desespero por el grito.
Por las voces que callan.
Al-Andaluz se estanca,
y por el mundo, los andaluces perdidos,
tocan palmas de compás,
compás de espera y quejio,
para despertar las conciencias,
de los juglares dormidos.
Marina.
