Años después, cuando en una noche,
como ésta, griten con afónico lamento
los sacrificados... sentiremos y dolerá
el no haber alcanzado mejor suerte.
Y es que estarán uno a uno los lamentos
de toda una larga pordiosera vida; y el resentimiento
de odio, de culpa... abarcará a todo ser humano
y buscaremos con pasión y desespero la Mano Protectora
del Creador y al no encontrarla cantaremos himnos infames
y el corazón sentirá apretujos de violencia y de dolor.
Ideales que me engañan, no me guían en la vida
y no entiendo porqué los pusieron a mi alcance
desde mis comienzos de estudiante: He comprendido cuán
difícil es dar feliz vida a los míos.
Cantarán en las punas las voces de los condores cautivos
escucharán en las alturas bolivianas los oídos indígenas
y al norte marcharemos y al este iremos
en busca de nuestro pasado, ellos se lo llevaron.
Yo la ví, sólamente una noche
caminaba hacia Ayavaca: Me atrapó la mágica
sonrisa de su diáfana alma
y supuse la verdad, ya la conocía
y para entonces la amargura de los tristes recuerdos
conmovió en lo más hondo a mi adolorido corazón.
Yo la ví, sólamente una noche
y comprendí que nos necesitábamos,
pero aún permanecía el repulso entre los dos:
Sentí su mirada penetrante, otra vez.
Fui esclavizado por la súblime luz de sus ojos
y su hechizo me tortura y enferma
y no encuentro la salida,
busco la puerta y no puedo ver la gente en la calle,
lloro y suplico, llamo y rezo
y no encuentro la puerta.
Y entonces le digo a Dios
yo la ví, otra vez
y tú me abandonaste, otr vez.
Yo la ví, otr vez.