CAPITULO I
Era una bella joven de cuna noble, entre riquezas, sirvientes y despreocupaciones había crecido. Pasaba la mayor parte del tiempo entretenida en el ancho salón de la Torre, allí habían ventanales que miraban a la playa y una surtida biblioteca, ambas situaciones muy acorde a sus gustos. Si deseas encontrarla no la busques ni en salones ni fiestas muy propio de las jóvenes de su época.Sin embargo, adornaba la torre un cuadro de ella, donde se le veía como una mujer hermosa y muy actual. Su padre el Duque De Olmo y Peñalba, había dado ordenes precisas para dicha foto, la cual fue publicada al cumplir su mayoría de edad. Que lejos estaba esta imagen de ser la verdadera naturaleza de la Duquesita. Ellos, sus padres, luchaban día a día por arrancarla de ese mundo donde se escondía, mundo de poesías, historias, ensueños y amor eterno.¿Aun no te he descrito a la Duquesita? La Duquesita Estrella Lucia De Olmo y Peñalba, era una joven de piel besada por el sol, larga cabellera de noche sin estrellas que a veces estas confundían su negrura y parecían alojarse en ella, ojos de mirada ardiente y penetrante, hondonadas suaves y largas piernas, su voz caricias de ternura y su alma como vuelo de mariposas que se posa delicada en la flor, era bella pero mas hermosa su alma. Amaba el viento, el mar, el sol y la luna, leía y escribía poemas llenos de pasión y pureza y esperaba ese amor que llena todo y crece junto a los amados como crece el mundo junto a su creador. Era tan humana, con defectos y virtudes, pero aun con la fe en el verdadero amor.Su nana Elena, la amaba y conocía los secretos de su corazón y sufría al saber que la pobre Duquesita tendría que despertar de esas ilusiones. Era heredera de una fortuna y un linaje que debía continuar, en su posición el amor era un sueño. Trataba en vano de hacerla comprender estas realidades, pero la joven continuaba soñando con ese amor que llegaría y la felicidad de amar y ser amada. Su linaje, las riquezas muy poco le importaban.
CAPITULO II
-Elena, Nana Elena, ¿Dónde esta Estrella Lucia?- pregunto doña Sofía, la madre de la Duquesita, -No me digas que esta otra vez en la torre, esa niña ya nos tiene cansados, tendremos que ponerle fin a esto.Necesitamos un esposo para ella y ella al paso que va no se casara nunca. Pero ya nos ocupamos de eso, ¡Que se cree esa niña!.-No se, doña Sofía, respondió la nana Elena, temerosa de la furia de doña Sofía.-Quizás bajo a la playa, si desea la busco y le informo que usted la busca.-Olvídalo nana, pero eso si, la quiero lista para la cena, hoy vendrán varios amigos con hijos casaderos. Y trata que se vista bien.Doña Sofía, salio enojada y Elena quedo muy triste, la hora del despertar de su amada niña estaba llegando. En efecto los padres de Estrella Lucia, habían planificado varias cenas y bailes, con la esperanza que su hija allí conociera a su futuro esposo. Cuan lejos estaba la joven soñadora de que la realidad iba a despertarla de sus sueños y su espera de ese amor soñado.La nana Elena fue a buscarla y como siempre la encontró entre sus lecturas, poesías y sueños. Con tristeza le informo de la reunión y se ocupo de que la joven estuviera lista para evitar la furia de la madre. En otro castillo vecino vivían los Duques de Campoamor, estos tenían dos hijos mellizos, solteros, eran físicamente muy parecidos, solo los diferenciaba el color del pelo, se llamaban, Cristián y Cesar. Cristian, pelo negro y Cesar de pelo casi negro, con algunos reflejos dorados por el sol.Cristian, el mayor, (por orden de nacimiento), y su heredero era un joven que aunque hermoso igual que su hermano, era callado, solitario, tímido, espiritual y pasaba su tiempo entre libros, pergaminos y sueños de vivir en un monasterio. Su hermano, muy contrario a este, era quien se ocupaba de las cosas del ducado, que el heredero descuidaba, fingiendo ser Cristian, así tenían a los padres felices; muchas personas creían al heredero poco varonil sin sospechar que solo era un joven cuyo único sueño era ser monje. Su hermano que conocía su secreto, guardaba este y evitaba que los padres lo supieran, pues nunca consentirían este deseo ya que su linaje estaba en manos del pobre heredero. Estaban los Duques de Campoamor invitados a la cena y sabían que los Duques de Olmo y Peñalba, sus amigos de siempre, como ellos, soñaban con unir en matrimonio sus casas. Tenían la secreta esperanza que su hijo al conocer la Duquesita se enamorara y a la vez el miedo de que su raro comportamiento la alejara. ¡Que lejos estaban de la jugarreta que sus hijos tramaban!
CAPITULO III
Cesar conociendo los deseos de su hermano y sabiendo el dolor que le causaba la idea de casarse, ya que tanto ansiaba la vida de monasterio, su ideal de castidad y paz, le propuso, como muchas veces antes habían hecho, sustituirlo en la reunión. Solo tenia que aclararse el pelo y asumir la pose melancólica e indiferente de su hermano Cristian, como siempre que no podía lidiar con las exigencias de su herencia, este muy gustoso acepto la idea. Solo tenían que inventar una excusa para que Cesar no acudiera a esa reunión, así podía el quedarse fingiendo ser Cesar. Los padres que le daba igual si su hijo menor acudía o no a esa reunión no sospecharon la trama de estos.
Esa noche, como mucha veces antes, Cesar estaba en el lugar de su hermano, aunque odiaba esas tontas reuniones, se resignaba pensando que a lo mejor hoy se encontraría con alguien interesante y quizás evitaría el aburrimiento de las charlas de siempre y las alocadas jóvenes que siempre lo asediaban .
¡Cuan lejos estaba de los planes reales de sus padres y amigos, de propiciar un encuentro con la futura esposa de Cristián!
El Castillo de los Olmos y Peñalba lucia hermoso, luces hermosas adornaban sus jardines, una orquesta tocaba bellas melodías y los caballeros y las damas con sus hermosos trajes daban un colorido de esplendor a sus salones.
Cristian, (Cesar, en realidad) lucia muy varonil y distante y secretamente no veía la hora que todo acabara, bailaba con una y otra de las jóvenes allí presentes, que como siempre lo asediaban, era un joven muy atractivo y el aire de indiferencia y nostalgia en vez de ahuyentarlas lo hacia mas interesante.
La Duquesita aun no se había presentado al salón, su madre había dispuesto que lo hiciera cuando el joven Cristian estuviera presente, quería que su entrada fuese un hermoso espectáculo para el joven que secretamente habían elegido como esposo de su hija. Dando orden discreta envió a avisar a Elena que hiciera entrar a su hija. Al entrar la Duquesita la música ceso de pronto y una suave melodía entono la orquesta, la Duquesa entro despacio y su figura parecía que todo lo iluminaba, ¡Estaba tan hermosa!, parecía que con ella venia la noche cuajada de estrellas y el pobre Cristian, (Cesar) sintió que solo ella existía y que caía en tan profunda noche.
La joven sonrió a todos y su madre se sintió tan feliz al ver como el amor brillaba en los ojos del futuro esposo de su hija.
Capitulo IV
Cristian, (Cesar), estaba extasiado, no podía creer que la mujer que tanto había deseado estaba ahí, y era nada mas y nada menos la pequeña Duquesita, su corazón parecía detenido y le costaba respirar, era tan hermosa y su voz acariciaba, poco a poco sin saberlo se fue acercando a la duquesita, esta al verlo sintió que sus ojos eran como imán, era como mirar un profundo abismo y desear lanzarse en el y caer, lentamente, sintiendo que en esa caída volvía a nacer. Era Cupido que los había flechado, para ambos era el amor tan esperado.-Cristian, ven. Deseo que conozca nuestra hija. Le llamo Doña Sofía.Acercándose sin poder dejar de mirarla dijo:-Es un placer conocerte, Cristian, Duque de Campoamor.
-Encantada, Estrella Lucia, respondió la duquesita.-Hermoso nombre, como usted. ¿Bailamos?La duquesita sintió que le ardía la cara y asintiendo le dio su mano y salieron a bailar.Bailaron en silencio, acompañados del latir de sus propios corazones, era como si nada ni nadie existiera, solo ellos, que entre nubes bailaban, con un techo de estrellas y cantos de Ángeles.Los padres que lo veían, brindaban satisfechos, pues estaban seguros que sus planes habían triunfado. Cuan lejos estaban de que el amor que había nacido era real y hermoso, pero no entre las personas que creían, era Cesar quien se había enamorado, mientras su heredero, Cristian, dormía soñando con su paz, oraciones y monasterio.El pobre Cesar no se había dado cuenta que ganaba el amor de la Duquesita, pero no para el, la ganaba para su hermano.Así transcurrió el baile y cada hora que pasaba, mas y mas los corazones de los jóvenes se uníanLa noche regalo sus estrellas y estas confundidas alumbraron la cabellera de la duquesita, la luna les sirvió de luz para iluminar su baile, la música acompaño el compás de sus latidos y creo una melodía de versos y poesías y cupido clavo sus saetas y el amor alcanzo al alba la luz eterna.Era como lo había imaginado, el amor eterno, ese que solo una vez llega y lo llena todo.Pero Cupido muchas veces es juguetón y sus caminos son extraños.
Capitulo V
Cupido preparo sus saetas y juguetón como es. olvido que aquel Cristian no era real o ¿quizás no lo olvido?,¿Quizás quería jugar?Sea cual sea su razón, terminado el baile, mientras la duquesita es feliz y sueña con su amor, Cesar despierta de su sueño y la realidad de no ser el verdadero heredero y quien cree amar la duquesita, lo desespera, no sabe que hacer y sin poder dormir, desesperado buscando solución para no perder su amor. ¡Como duele su amor! Pero prefiere morir antes de perderla.Tan pronto amanece despierta a su hermano, el verdadero Cristian, y le cuenta su pesar. El hermano la escucha y sonríe y le dice:- En el pasado miles de veces desde niños te has hecho pasar por mi, ni nuestros padres han notado el cambio, ¿por que te inquietas?, sigue haciéndolo pero esta vez para siempre. Se para siempre el heredero y yo seré tu y podremos tener cada uno nuestros sueños, tu el amor y desposarte con la mujer amada. Yo, vivir entre mis libros y pergaminos en la tranquilidad de un monasterio. Nadie lo sabría y todos felices. ¿Qué dices?Cesar lo mira sorprendido, sabiendo que lo que le dice es una solución, ¿pero engañar para siempre, fingiéndose, el heredero y vivir como tal, engañando a sus padres, su familiares y a su bella Duquesita? Antes la había hecho, pero siempre por amor a su hermano, pero era cosa de momentos, siempre volvía a ser Cesar, con todos sus defectos y virtudes. Además Cesar era libre, como segundo hijo nunca ha estado preso a los deberes y decisiones de sus padres. No soportaría que lo limitaran ni le dijeran que hacer.-¿Estas loco hermano? Eso seria mentir, una vil mentira, no podría soportarlo por mucho tiempo.-¿Prefieres perder tu amada? Bueno piénsalo y después me dices. Cesar estuvo horas y horas pensando y contemplando el horizonte, era todo tan difícil y tan doloroso, sabia que como el, Cesar, jamás se casaría con su bella duquesita, miraba el cielo en busca de repuesta y allí estaba la cara de su amada, parecía llamarlo y el sintió deseo de volverla a ver. Pensativo camino hacia la playa, necesitaba respirar aire fresco, sentía que se ahogaba.¿Dios, que hacer?
Capitulo VI
El pobre joven estuvo sentado pensando en todo cuanto su hermano le propusiera, luchaba contra su propia conciencia y el temor de perder su amor. Sabia que su decisión haría posible su fantasía, amar y ser amado y solo lo lograría con su bella duquesita y era todo cuanto deseaba, la amaba no por lo bella si no porque presentía la belleza de su alma. ¿ Pero basar su felicidad en una mentira? ¿Por qué es tan cruel el amor? Se había metido en su sangre y lo conoció siendo una mentira. ¿Qué pensaría de el la duquesita si le decía quien era realmente?, Tenia que verla, aunque fuese por ultima vez y decirle su verdad. Pero le daba tanto miedo perderla.Era tanto lo que tenia que pensar que el día lo sorprendió al morir, el cielo como magistral pintor se coloreo y era tanta paz que se respiraba y junto a la muerte del día descubrió el nacer de la noche y supo que su vida pasada murió al nacer el amor. Debía Luchar por ella y que Dios lo perdonara sin esa lucha debía mentir. Amaba y su corazón sabia que era amado, ella lo amaba, sin importar un simple nombre. Decidió en ese momento dejar de ser Cesar, a partir de ese Momento seria Cristian, Duque de Campoamor. Tendría su amor y su hermano su paz y monasterio.Se levanto y camino hacia su futuro, dejando atrás el temor, las dudas y olvido ser el segundo en nacer.Cupido sonrió y feliz se alejo, otra victima cazada. En el ulular del viento una risa se oía, era Cupido recordando su treta.
La Duquesita y los dos Caballeros
- Honey-Rocio
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La Duquesita y los dos Caballeros
Honey-Rocio
"Quisiera ser gotas de rocío,
penetrar en tu alma
dejar allí un poco de alivio
y quien sabe... hasta una esperanza.
Quisiera ser gotas de rocío,
cubrir el mundo y las almas,
evitar el llanto
y quien sabe...ver una sonrisa en tu cara."
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penetrar en tu alma
dejar allí un poco de alivio
y quien sabe... hasta una esperanza.
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y quien sabe...ver una sonrisa en tu cara."
- JARELYSS
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Re: La Duquesita y los dos Caballeros
<center>Honey-Rocio
He disfrutado al recorrer esta hermosa
historia de amor, gracias por compartir esta travesura
de Cupido que deja ese agradable sabor del triunfo del amor...
Saludos cordiales,
Amarilys
He disfrutado al recorrer esta hermosa
historia de amor, gracias por compartir esta travesura
de Cupido que deja ese agradable sabor del triunfo del amor...
Saludos cordiales,
Amarilys
- Honey-Rocio
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Amarilys
Gracias por tus lindas palabras amiga.
Feliz Navidad y mil cosas bellas para ti y tu familia.
Besos
Rocio
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Honey-Rocio
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