Todavía en la época que le tocó vivir a mi mamá, era una sociedad prejuiciosa, donde si alguien no se había casado a los 25 años, era una "quedada" o "solterona"
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"Hasta hace unos años, que una hija o una hermana se quedase soltera se consideraba una desgracia familiar, porque se suponía que no había tenido el salero suficiente como para conseguir que un hombre cargase con ella. Y utilizo el verbo cargar conscientemente, porque en la mayoría de los casos el poder de decisión de las mujeres era nulo, hasta el punto de que a nadie, ni a sus padres ni a ninguna persona de su entorno, se le ocurría pensar que esa situación se debiera a una decisión tomada libremente y no fuera producto del rechazo de los hombres.
De nada servía que la joven fuera inteligente, preparada, simpática. La soltería cotizaba tan a la baja como los calificativos que se le aplicaban: 'solterona', 'se ha quedado para vestir santos...'.
A Dios gracias, la situación ya ha cambiado radicalmente. El perfil actual de los solteros, independientemente del sexo, está muy alejado del que tenían hace tan sólo 10 años. Una tendencia que va en aumento, debido a la independencia económica de la que disfrutan ya muchas mujeres; a la Ley del Divorcio, que ha contribuido a aumentar el crecimiento de los hogares unipersonales, y a las nuevas relaciones de pareja, mucho más preocupadas por el presente que por el futuro."