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Romina a sus casi cuarenta años, era una mujer feliz, ya que practicaba su profesión con agrado y podía realizar lo que más le gustaba “caminar” entre los bosques, entre flores, en fin caminar.
Un buen día, durante una de sus tantas caminatas, sintió un agudo dolor, que le recorría desde la cintura, hasta la pierna derecha y lentamente iba adormeciendo todo hasta llegar a su pie. No logro moverse, ni hablar, estaba sola en el bosque; tenia por primera vez. ¡Mucho miedo!...
A nadie le confeso este evento, creyó que solo seria algo, de momento. Pero no fue así.
Muchas ocasiones desde aquel día han surgido con eventos de dolor y llanto, el miedo cada día es más amigo de la dulce Romina. Cansada ya de tanto dolor, sola acude con los galenos que poco a poco, han descartado, diagnósticos, tras diagnósticos. Y al final, tras varios meses de miles de estudios, las palabras técnicas muy del argot médico: - usted tiene”sacroiletis bilateral y una espondilitis anquilósate”- Pomposamente se le informo que tendría que realizar algunos ejercicios“sencillos” y algunas terapias variadas. Pero agregaron que esto solo serian algo paliativo.
Brotaron sus lagrimas, esto es un pronostico reservado, dejar de ser quien es y solo estar sin ser...
Pasaron meses y en plena madruga Romina, despierta por un dolor extraño que aumentaba y le daba cierto cosquilleo, se gira de costado y toca su espalda.
Es extraño, siente... ¡Plumas!. Asombrada, se levanta, se mira al espejo. Unas pequeñas alas, crecen, crecen y crecen.
Con gran curiosidad, jala una de esas plumas, cree estar soñando. Al jalarla le duele, entre dolor y risa, no entiende nada.
Quiere hablar con su madre por teléfono, contárselo a todos, algo le impide coger el teléfono. No hace mucho caso de ello, desea probar sus alas. Sube a su ventana... no, no es muy bajito.
Decide subir a la azotea ahí, se tiene más de 10 metros, excelente altura. Uno, dos, tres... cierra los ojos y se avienta; sus alas se despliegan. ¡ VUELA!, Feliz surca el cielo.
Va con sus seres queridos, aterriza, pero no la escuchan, no la ven, ni la sienten.
Nadie, en este mundo sabe que existe. Sus lagrimas nublan su visión, se pregunta.- ¿Por qué ahora que podía compartir tanto, ya no es tiempo, ni lugar para ello?-
Y así llorando, se marcha, volando, se pierde en el celeste cielo de una madrugada.
12022005 Cinnerea
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Gracias por dejarte atrapar. 
me da gusto que te agradara.
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Que bella historia 
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Siempre te extrañare... =^.^=