Enciendes el televisor y una nueva noticia de terrorismo y horror llega a tus oidos, pues te has sentado en el sofá y casi te has dejado llevar por el sueño. Abres los ojos y ves la muerte, la destrucción y el daño que pueden causar los hombres que están equivocados con respecto a lo que está bien o mal. Estás tentada de apagar el televisor, pero al final tus fuerzas no llegan y te duermes con los gritos de la gente aún resonando en tus oidos.
Cuando te despiertas encuentras todo a oscuras y tu estomago pide que prepares un poco de comida. Vas hacia el frigorífico y abres la nevera. Está casi vacía, apenas un par de huevos, algo de leche, un filete y tres o cuatro platos de comida precocinada. Suspiras y coges uno de los platos, lo cocinas y te lo comes. Te sientas en el sofá de nuevo y miras a tu alrededor. Encuentras una habitación no muy grande que contiene los muebles propios de una cocina, un salon y un dormitorio y una puerta que lleva a un baño en el que casi no cabe el wc y una ducha. El labavo es el fregadero que utilizas para limpiar los platos y la ropa también. El armario-cama tiene en su puerta una tabla de planchar para economizar espacio y por toda la habitación hay cosas tiradas. Debajo del sofá y la alfombra...no te atreves a mirar siquiera que cosas habrá. Suspiras con cansancio cuando el despertador suena indicando que tienes que irte de nuevo a trabajar. Dos trabajos, uno de ellos nunca te imaginaste que lo desempeñarías, te dan el dinero suficiente para poder costerte el "lujo" de pagar lo que es tu casa sola.
Te cambias de ropa y te pones una minifalda y un top, y te echas por encima un abrigo que al final acabará tirado en cualquier lugar, al igual que el resto de tu ropa, y pasarás la noche en compañía de alguien que pagará por tu cuerpo, dinero que utilizarás para pagar en parte tu piso y la otra parte para enviar a tu hijo, aunque nunca sabras si el dinero llegó. Cuando piensas en tu hijo se te ilumina la cara y todo el cansancio parece desaparecer. Guardas unos ahorros para, en cuanto te sea posible, volver a tu hogar, al pais que te vio nacer. Aunque muchas veces has estado tentada de gastartelo para poder coger un lugar mejor, te has controlado y has dejado de nuevo guardado el dinero. Hace mucho que no cuentas cuanto tienes.
Te decides a mirarlo antes de marcharte, por lo menos tu trabajo de noche no tiene horario fijo...Un nimio consuelo, piensas, pero aún así sacas el bote de dentro del armario-cama y desperdigas su contenido encima de la cama. Lo cuentas. El corazón se te acelera...¡Hay lo suficiente para tu viaje!
Esa noche haces las maletas y vas al aeropuerto, coges un vuelo y regresas a tu hogar. Te diriges a tu casa dandote cuenta de cuanto han cambiado las cosas en diez años y le preguntas a un adolescente que pasea por la calle la dirección de lo que era tu casa. El muchacho te mira extrañado y te dice que esa es su casa. Le miras sin podertelo creer. El muchacho te devuelve la mirada confusa. Y ambos comprendeis. Os abrazais con fuerza y nada ni nadie podrían haberos separado en ese momento. Lloras de alegría, ya estás en tu casa, con tu hijo y tu familia...todo lo malo quedó atrás como si nada hubiera sucedido.
Al final si tienes fe, las cosas malas que te suceden quedan olvidadas como si solo hubiesen sido pesadillas. Tan solo hay que creer.
Eddy la historia que pusiste(despues de todo) hizo volar mi imaginación y aquí está el resultado. Esta vez con un final algo más feliz. Besos de rosa

