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<CENTER>EL VUELO DEL HALCÓN Y LA FLECHA
[align=justify]Cuenta una leyenda que hace algún tiempo existía una especie de aves llamadas “halcones peregrinos” en peligro de extinción.
Los defensores de la naturaleza, querían proteger la especie limitando y acotando su espacio, reduciendo de una forma drástica su hábitat natural.
Desde siempre un halcón joven se distinguió por sus ansias de volar en libertad, sin nada ni nadie que se lo impidiese. Esta actitud preocupaba y no gustaba a sus “defensores”, pero el siempre se rebeló.
Pensando que podrían “adaptarlo” de otra manera, intentaron entrenarlo en el arte de la cetrería, pero el halcón seguí rebelándose e intentando recobrar su libertad.
Viendo que nada conseguían, decidieron mantenerle atado con las ligas de cuero que habitualmente le ponían en sus intentos de domesticarlo.
Por aquel entonces, en el más bello bosque que existía en la tierra, había un roble que destacaba muy por encima de los además árboles, por su grandiosidad, altura y esbeltez. Todos los árboles de alrededor le envidiaban por su frondosidad y belleza.
Un día, los usureros y especuladores de la madera decidieron talar los árboles de aquel bosque, y en especial el grandioso roble del que estaban seguros sacarían una gran madera.
Después de aserrar todas las tablas que precisaban, y para aprovechar el corazón del roble, que es la parte más dura y noble del árbol, construyeron flechas con él. El corazón del roble, a pesar de haber sido talado y aserrado seguía teniendo vida, y ansiaba recuperar su libertad perdida.
Pasó un tiempo en el que distintos avatares sucedieron a los protagonistas de este relato, pero un día sucedió algo que fue definitivo para la suerte de ambos.
El halcón seguía recluido en un centro de ocio, y nunca participaba en las grandes exhibiciones de cetrería que allí se hacían, pues los responsables del lugar sabían que escaparía en cuento estuviera libre.
El centro de ocio funcionaba muy bien y había ido ampliando sus instalaciones y actividades, incluyendo senderismo, rutas a caballo, y hasta tiro con arco.
Sucedió que un día cuando el halcón realizaba vuelos en círculo que es lo único que le permitían las ligaduras de cuero que le retenían, un aprendiz de tiro con arco desviando erróneamente su tiro, cortó las ataduras del animal.
El halcón al sentirse libre, escapó inmediatamente recobrando su ansiedad libertad, pero se paró a buscar al artífice de liberación. Durante un tiempo busco en vano la flecha que le había liberado, hasta que por fin la encontró.
En símbolo de gratitud, le prometió a la flecha cuidar de ella y velar por seguridad, pues el sabía que sin arco no podía ser tan mortal, y además le prometió cumplir todos sus deseos.
La flecha era una de las que se fabricaron con el corazón del roble, y su deseo era volver al lugar donde fue talado y volver a lucir majestuosa en lo más alto.
El Halcón, fiel a su promesa, llevó a la flecha al lugar de donde provenía y la clavó en lugar más alto y visible, pues en las horas de sol, su sombra se prolongaba por muchos metros haciéndola la flecha más majestuosa que se había visto.
El Halcón había recobrado su libertad gracias a su “flecha”, y por ello le estaría eternamente agradecido, y cuidaría de ella por el resto de su vida. En su afán de protección decidido vigilar a todos los árboles del bosque para que no pudieran ser talados, defendiéndolos con sus garras antes quienes los intentaban dañar.
Aquel bosque se llamó desde entonces el bosque de “lady Halcón”.[/align]
El Halcón
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