Pensar que antes de vos, no escribía cartas.
Ahora, es una necesidad. Escribir es como soltar pájaros
al viento; es como darle un poco de calma y desahogo al corazón.
Sentimientos liberados que se hacen palabras en cartas y poemas
y, que encerrados, son como fieras que nos desgarran.
En realidad, no estoy pasando por mi mejor momento,
hace tiempo ya, que te llevaste mi última sonrisa.
Me atormenta pensar que podría haber ya, alguien que,
con sus besos, haga olvidar a tu boca de los míos. Que con
sus caricias, esté borrando mis huellas de tu piel. Tal vez
con deseo y con pasión, pero puedo asegurar que, ninguno
con la pasión y el amor con que lo hice yo.
Con cada beso, cada caricia, sentía que te entregaba
un pedazo de mi alma.
Mi interior hoy, es sólo un desierto.
Ay mi vida ! si supieras que, únicamente tú podrías completarme
nuevamente!.
Hoy creo que Diós se olvidó de mi. Te aseguro que las huellas
dejadas en la parte más tenebrosa de mi camino, son las
de las suelas de mis zapatos.
Trato de no caer, de no quebrarme y, me siento bapuleado,
sacudido como el junco más débil, bajo esta tormenta.
Me estalla el pecho cuando te pienso!, no puedo contener al
corazón que, adentro, galopa como un potro picaneado y
ruge como un león herido, haciéndose sentir con un solo grito
desesperado, el de tu nombre...
Ojalá creyeras todo lo que digo y entendieras mi manera
casi suicida de amarte ! De no darte por perdida, de seguir
guardando una esperanza.
Es que no me gusta romper el vaso en el que bebí el mejor de
los vinos, el elixir que me colmó de alegrías.
Fuiste, mi licor preferido, con el que me embriagué tantas veces!
mansamente, con el que seguiría haciéndolo toda la vida,
de quien quiero conservar su sabor, por siempre...!
Pasan los días y todos están llenos del mismo vacío,
de horas de infructuosa espera, de fuertes pensamientos en ti,
que tienen el afán de querer alcanzarte en donde sea que estés.
Dulces recuerdos de aquellas horas y vivencias ya pasadas,
de ilusiones y sueños que no se desaferran y, que son como
retama, que siguen avivando el fuego en la hoguera de mi
corazón y alteran mi sangre en el hervor...
Se me humedecen los ojos mientras pienso y escribo,
ruedan lágrimas que, sin duda, son la sangre convertida que
no puede derramar la herida seca de mi alma...
Qué fácil y corto resultó el camino que tomaste para llegar
a mi corazón e introducirte en mis sueños ! En esos mismos
en los que soñaba ser tu esclavo y tu dueño.
Y, qué débil fue el lazo con el que intenté sujetarte !
Y, qué sutil el nudo que próntamente lograste desatar !
Hoy te pienso y vuelvo a desearte pero, todo es en vano;
pasaste a ser sólo un recuerdo. De repente tan prohibida !
Dolorósamente ta ausente !
...... ......
Alfredo E. Yapur
