
"No sea menso compadre, mire para que su vieja se caliente, jálele los pelos de donde le platiqué y va a ver que luego luego se prende."
"¿De veras compadre?"
"Sí, compadre, seguro..."
Un mes después se encuentran los compadres otra vez.
"¿Qué pasó compadre, le resultó el remedio de darle sus jalones de pelos a su vieja.
"Ay sí, compadrito, muchas gracias, le agradezco su buen consejo. Llegué a mi casa y le di su buena jalada de pelos a mi mujer y se puso pero bien caliente.
"Ah, compadre pues me alegro por usted. Ahora sí a darle felizmente por el resto de sus días compadrito."
"No compadre, no es así la cosa, lo vine a buscar para que me de otro remedio, porque ya nomás me quedan pelos para hoy y mañana..."