EL ÚLTIMO VUELO
El último vuelo partía a las ocho treinta de la mañana. Mi ansiedad no me dejaba coordinar mis movimientos; lógico volvía a mi país después de mucho tiempo. La emoción de imaginar el rostro de mis padres al llegar de improviso me ponía más acelerada y atarantada de lo habitual.
Sebastián corría sin cesar por el aeropuerto, sus ojos brillaban de felicidad. No era para menos vería a sus primos, tíos, abuelos pero lo más importante a su padre de verdad. Doce horas eternas de vuelo que permitían hacer un repaso de todos los recuerdos dejados en el cofre de Santiago mi ciudad natal...
Cómo en toda sorpresa hay un cómplice en esta oportunidad mi hermana, esperaba con su marido en el aeropuerto. El abrazo fue infinito y lágrimas por doquier.
Vamos rápido dijo ella; mi madre no sabe nada., así que yo entro primero a la casa luego Tú y Sebastián sin que mamá los vea.
Sentados ya en el living por el pasillo la voz dulce de ella; mi madre quien conversaba con mi hermana. Cómo siempre directo a la cocina se dirigió para atender a mi gemela sin notar nuestra presencia.
Pasaron quince minutos cuando tocan el timbre. Sale abrir la puerta fijando en ese momento la mirada al living. Nunca olvidaré su rostro pálido; sin habla ojos saltones y un grito desgarrador del Alma ¡ Monita! Hija..Mía.
Que recuerdos bellos; nunca pensé que sería el último vuelo el mío y el de ella. Yo no volvería de regreso y mi madre su destino era el cielo.
Fue el abrazo inolvidable de una madre a su hija en sus últimos vuelos.
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