Mensaje
por Un hombre especial » 23 Abr 2006, 11:27
Apreciada y querida poetisa.
Hace ya tiempo, que no salía a caminar por los jardines de Foro, y hoy al pasar frente al tuyo, y ver la puerta abierta me asomé, para saber que de nuevo había, y encontré, esta bella demostración poética, salida de tu pluma.
¿Que puedo decir, como la intento calificar?, tengo una sola palabra MAGNÍFICA, y con ello quiero decir es un poema admirable y sincero, notable y sobrio, noble y veraz. Un versar sensible, tal como es la mano que lo escribió y el corazón que lo dictó.
Dedicado a todas aquellas personas maduras, sin distinción de sexo ni edad, que se enamoran y demuestran, sin ningún temor, su capacidad real para amar.
Cuantos poetas, escriben del amor, muchas cosas lindas, diciendo que este no tiene edad ni sexo, ni religión, pero por prejuicios, se burlan del amor maduro.
Gracias, sensible poetisa, gracias por dedicar estas estrofas y versos, a aquellos como yo, que ya pasamos la mitad de nuestra vida, hemos tenido alegrías y fracasos en el amor, y al detener nuestro caminar, mirar hacia atrás, ver lo que hemos recorrido, nos damos cuenta, que lo que necesitamos es una compañía para recorrer la otra mitad.
Otros, como lo dices en tu poema “Amor del bueno es tu amor maduro” “¿Quien ha inventado edad ni rumbo si gana siempre experiencia y punto?” “Amor maduro mi amor de amante, no escuches vanas palabras de aire de quien no sabe ni amar ni amarse.”
Puede la impetuosidad del joven, compararse, con la del hombre maduro, ¡NO, ES IMPOSIBLE! ¿Sabrá, el joven impetuoso, lo que es acariciar, lentamente, el cuerpo desnudo de una mujer, con los pétalos de una rosa, desde la punta de sus pies hasta su cuello? ¿Tendrá el joven, la paciencia, para hacerla sentir, sensaciones, que solo la producen personas que mezclan la experiencia y la sensibilidad?
“Amor que sabe bien lo que quiere: no aventuras en sábanas de mieles, el sabor de labios que no mienten. Abrazos de brazos de amor, abrazos fieles”.
Gracias nuevamente, excelsa poetisa, por apreciar y amar a tus semejantes.
Ha sido un placer sincero, y es un honor para mi, el poder dejar mis huellas, en este poema. Ana María, que Dios te cuide siempre y proteja, para poder seguir disfrutando de tus versos.
Un Hombre Especial.