Mensaje
por Doral » 02 Nov 2006, 04:25
<CENTER> Rosa nácar, rosa ignea de suprema inspiración
que me ha recordado algo que quiero compartir con ud. en agradecimiento por tan hermoso poema de supremo amor que hoy nos regala Don Guillermo amigo.
Aquel día salí a disfrutar un rato por los jardines de Palacio de Gobierno, donde presto mis servicios laborales y observé como hay plantas tan lindas, con raíces profundas y tallos fuertes que dan vida.
Hay otras yerbas malas que lastiman el jardín y hay que arrancarlas con cautela, porque al sacarlas podemos estropear la belleza de las plantas sanas.
Me puse a pensar en el Evangelio que dice: "No arranquen la cizaña pues pueden arrancar el trigo nuevo". En el espíritu sucede igual, tenemos que detenernos de vez en cuando y VER con humildad y sencillez, lo que tenemos que arrancar; las raíces del resentimiento que tanto nos dañan.
Me platicaba en esa ocasión, una persona; que trató de suicidarse por problemas afectivos, y aún pasado el tiempo, no perdona a su compañero, el daño que le hizo. Yo le pregunté: ¿Pues qué te dejaste hacer?, porque no es saludable echarle siempre la culpa a los demás de lo que a uno le sucede, sin embargo es muy frecuente que de TODO lo que nos pase, culpemos a otros, nos suceden tantas cosas desagradables y somos nosotros únicamente los que permitimos que nos dañen las cosas externas.
Por eso le invité a mi amiga (mientras caminábamos por los jardines), a hacer un alto en el camino, a revisar esas raíces del alma enterradas que probablemente no la dejaban ser feliz, la invité a arrancar definitivamente todos aquellos detalles que no se decidía a olvidar y perdonar, le dije que era preciso voltear los ojos a Dios y decir:
"Señor, ayúdame HOY a perdonar de todo corazón a quien tanto permití que me hiriera, saca la herida de mi alma que no me ha sanado y que necesito que TU, PADRE MIO, la cures para poder ser feliz y tener capacidad de hacer felices a los que conviven conmigo. Es tan importante para mí, perdonar a esa persona que me lastimó tanto y de tantas maneras, porque yo se lo permití. No te conocía Padre y me aferré a muchas cosas hundiéndome en profundo dolor, quiero que cures mis heridas del pasado, necesito de una vez por todas que me ayudes, sé que SOLA NO PUEDO, por eso acudo a TI PADRE, SOLO TU PUEDES CURARME, arranca mis raíces frágiles. Con humildad y sencillez te pido ¡AYUDAME DIOS MIO!, es necesario que tú sanes mi alma para poder vivir en PAZ Y DAR FELICIDAD A LOS DEMAS. Quiero tener mi alma limpia de rencores y resentimientos, quiero que en ella florezca solo el AMOR"... AMEN.
Cuando nos dimos cuenta, estábamos llorando las dos, sentadas bajo un frondoso rosal que nos regaló a ambas desde el cielo de sus ramas; un par de rosas color nácar.
Un enorme abrazo desde mi corazón,
Doral.
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