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¡¡JUSTICIA DIVINA!!

No se demuestra la grandeza atropellando,
sino todo lo contrario,
el atropello se vence con grandeza demostrando,
y atando las fauces, con silencio al arbitrario.
Y dando gracias a aquel que dijo,
que el carácter es como el acróstico,
o la estrofa alejandrina,
yo digo que no me fijo,
ni mi huella la claustra ningún pórtico,
ni mi voz como fuente cantarina,
callará las palabras, ¡Pues no finjo!
Y besando el corazón del enemigo,
en cristales se rompió mi copa,
desangrándose mi alma lo bendigo,
al mostrarlo tal cual es, desgarrándole la ropa.
Justifiqué callando y otorgando,
¡Oh, miseria cruel de la ignorancia!
que no sabe de rencores postergando,
su belleza de magnolia en la conciencia.
¡Oh, ciega luz de la ignominia impía!
que te muestras tan cobarde y repentina,
inyectando el néctar, tu veneno de osadía,
rn mi mano que hoy sujeta quién me guía,
a entregarte a la balanza, por mi humildad sostenida,
¡¡ DE LA JUSTICIA DIVINA!!



Todos los Derechos Reservados
Asociación de Autores y Compositores Sinaloenses, A.C.
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