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Solo... un poema...

¡Yo!, Caminante de la vida;
del pensamiento fugaz,
del soma errante...
¡Anda!. ¡Ve!. El túmulo te espera.
Llegar a él no será el fin,
será un paso; tu alma se libera,
el de la gota... cuando la hoja llora,
de la sombra... cuando la luz asoma.
¿Cuantas estrellas ocurrieron,
por tus sienes?,
¿Cuantas huellas soltaste?...
Arrugas en tu frente... ¡pisada está la tierra!.
Fueron tantas las marchitas rosas,
¡las mismas!, que mujeres frecuentadas,
como púrpuras letras deshojadas
sobre níveo papiro... ¡Y cinceladas!.
¡Pero no tantas!, solo algunas, a las que...
sutil caricias con los versos diste,
y solo una... ¡nada más una!,
de tu poema hiciste.
Largo camino, de tempo corto,
ola vacilante sobre la arena,
triste hermosura del llanto en risa,
del pentagrama, altas y bajas...
Así son las notas, de este mi paso,
no existe el eco, solo hay espacio,
mirar de lejos, sentir... lo cerca,
¡nunca hay regreso!, ya no lo habrá...
¡Largo monólogo mío!, este, mi camino.
Aurora... al florecer el sol en el sendero.
Postrimería.. volar la luna, de mi cana sien;
y en su interludio..ahí va mi pluma...
¡Siempre!, ¡Siempre contigo!...
¡Solo!..., ¡Solo...un poema!..
que de ti, nació...

Guillermo Cano Botero
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