Hace un tiempo, que habito un hermoso gorrión
cantaba libre al viento y tenía un gran corazón, se
complacía en la sencillez de la vida y surcar el infinito.
Un día cansado se poso, sobre una terraza donde
podría descansar de sus vuelos, y en ese descaso cuando
adormecido estaba escucho el llanto de una joven, que
en vano le increpaba al viento y al tiempo por su amor,
que distante yacía en otros confines.
Ni el tiempo, ni el viento, nada el silencio le
cubría, como una densa capa y sin respuesta alguna...
El gorrión se acerco lentamente al verla dormida
y tomó cada una de sus lágrimas y emprendió su vuelo
en busca del causante y en pleno recorrido él frió
transformo cada lagrima en un cristal, tan hermoso
como preciado y se tornaron pesadas, pero no le
detuvieron en su vuelo...
Busco sin cesar al dueño de aquellas
lagrimas, sin encontrarlo y alzo sus ojos al infinito en
busca de una señal, y escucho una suave voz que
le adormeció los sentidos y no vio el árbol de espinos
y su corazón fue la ofrenda al tributo de un amor, y su
sangre le otorgo color a aquellas lagrimas, para ser los
más hermosos granates...
Tiempo después fueron transformado en joyas
que engalanaron los lóbulos de una joven alegre, ante
el retorno de su amor...
AUTOR: MARÍA AUXILIADORA FERNÁNDEZ V.
Mérida. Venezuela 30/10/05

