
Casida de sueños
Se escribe desde la quietud del sueño,
en la distorsión sin salida en pesadas pestañas,
evitando esparcir los fantasmas
que inducen melancolías escurridas en miel.
(¿Por qué hay que disculpar el paso torpe?)
Contradecirse para evitar la burla del destino
ese que borra las sonrisas en la medianoche,
eficiente en todo con la misma espalda…
cuando introduce el dedo en boca de fuego,
fábulas que hacen leve la herida bajo el bambú,
cuerpos que danzaron bajo la lluvia de antaño
para ser casida de sueños, inocencia de la vida.
Trasmutaron los cabellos por haber sido amante,
hierro fundido de esta piel consumada de caricias,
ahogado aliento que brinda sus temblores,
camposanto sin frivolidades que hagan bajar la mirada.
Allí sigue el proceso de aprendizaje sin lenguaje,
vértigo que deja quietud,
mansedumbre en incienso al abrazo de horas gélidas,
un despertar como eclipse sin tener ciclo.
Yolanda Román
Derechos Reservados © Abril 3,2007
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