Algunos movimientos exquisitos,
me hicieron ver mi dulce enamorada,
y dieron corazón a mi existencia,
que entonces se quedó maravillada.
Cambiaron la razón del sentimiento,
pintaron de color a la alborada,
que fue latiendo suave como el viento,
que sopla en cada nueva madrugada.
Por fin la plena luz fue nuevamente,
el rumbo de mi esencia inesperada,
y pude concebir ardientemente,
el fuego que entreabrí en una mirada.




