Oigo añares tañidos de fervor y de escuela,
misteriosas batallas de la esencia y el ser,
que me llevan por tierras de dorados senderos,
que reflejan mi imagen y me vieron crecer.
Sueño nuevos motivos de esperanza y anhelo,
puedo ver simplemente primavera en tu piel,
cuando sopla esa brisa que acaricia tu pelo,
y mi tiempo de nuevo se dedica a nacer.
Y en la fe que me impulsa con la magia del vuelo,
siento tibia nostalgia que me invita al placer,
que hace nido en mi sabia que derrota a desvelo,
y es sentir que me impulsa por la luz del creer.






