Alma 42 escribió:Los miedos asaltan al adulto mayor, con mayor o menor intensidad. Muchos miedos están en relación con la toma de conciencia de la idea del tiempo, de la vejez, de la propia muerte. Si bien están ligados entre sí, se manifiestan de distinta manera y tienen, como todas las cosas que suceden en el envejecer, características singulares, únicas, propias de cada adulto mayor y en relación con su historia de vida. Al encontrarse con la idea del tiempo, se pone en juego el pasado y el presente. El pasado, lo que se hizo y lo que se dejó de hacer, asignaturas pendientes o situaciones que se hubieran querido vivir distintas. El presente, con tiempo libre como nunca se tuvo antes y no saber que hacer con él. Ya no se ejercen ahora roles que daban identidad, como el laboral o la educación de los hijos. El aburrimiento y la rutina pueden ensombrecer este presente, la soledad es una compañera muy temida. El tiempo futuro trae de la mano la idea de la vejez y la de la muerte. Negarlos solo sirve para transformarlos en temibles fantasmas.Al encontrarse el adulto mayor, con los cambios que le suceden a nivel biológico, psicológico y social, esto le significa una carga de inquietud, desasosiego, incertidumbre, inseguridad y por supuesto, miedo. A lo nuevo, a lo desconocido y más aún a lo mal conocido. Con la toma de conciencia del tiempo se desencadenan: el miedo a la vejez , el miedo a la soledad , el miedo a la muerte. La idea de tiempo es inquietante porque nos indica que somos mortales, finitos, perecederos, y aparece como mensajero de la ineludible meta final. Este experimentar el transcurso del tiempo, y en especial ese final, es angustioso porque golpea duramente sobre nuestro narcisismo. Y entonces aparecen las preguntas cómo viví, qué hice, qué dejé de hacer. No hay ¡algún día! como cuando se era joven, el tiempo es impiadoso, lo vemos marcando huellas en nuestro cuerpo.
Se lo constata con los cambios que se han tenido y es común que se diga ¡ya no es tiempo para tal o cual cosa!. Pero es necesario saber que sí es el momento para muchas otras, para no quedarse paralizado o anclado en el pasado. Esta vivencia de transitoriedad que da el tomar contacto con el tiempo desencadena el interrogante sobre el porvenir y éste se presenta a menudo con la cara de la vejez y de la muerte. Hay una cierta resistencia a envejecer. La idea de la vejez produce desconcierto, sensación de desamparo, de soledad, de sufrimiento psíquico. Mi querida amiga aunque siempre se añora la juventud perdida, quédate con lo mejor que ella te ha dado, por que se es viejo cuando el alma deja de ser joven, como decimos en Sevilla, de viejo, tengo el pellejo, un placer amiga haber disfrutado de tus versos, de esos versos que llevan tu calidez, tu amigo, JOSE MANUEL ACOSTA….ALMA42
Queridísimo amigo
Primeramente, agradecerte el tiempo que te tomaste en dejarme esta TERAPIA, si se puede llamar así.
No tengo creo yo, nada que añadir a esta verdad, que como Psicólogo que eres, describiste exactamente, esta etapa de vida, donde la realidad y los miedos se presentan presintiendo ese fin inexorable que todos viviremos.
Más bien, demos gracias, de poder estar con vida, y con todas nuestras facultades físicas para seguir deambulano en este valle, ya que personas, amigos y seres queridos mucho más jóvenes, se van antes de tiempo.
Creo que en esta etapa en que me considero estar en el grupo, de los más jóvenes entre los más viejos, es cuando doy gracias a Dios, de poder gozar con salud y de mantenerme dentro de mis años bien, con la casi la misma vitalidad para poder ser la mujer independiente que siempre fui.
Tanto, tanto que hablar sobre este tema, Alma, que hoy en tus palabras, verídicas por cierto, me llevan a esa añoranza de haber querido cambiar muchas cosas en la vida, creo que a todos nos sucede, pero acepto la realidad con alegría y más bien con mucha satisfacción, de haber descubierto aunque sea tarde, este amor nuevo que me da el poder abrir los barrotes del alma y dejar salir todo aquello que estaba esclavizado, por aquella llave que no se encontraba.
Ahora nada me hace falta, tengo todo aquello para ser feliz, y eso de soledad pues como que se convirtió en mi melliza, nos llevamos muy bien, y a veces creo que es mi mejor compañera, pues es la que me fuerza a escribir, cosa que me hace muy feliz.
Ojalá que muchos jóvenes pudieran pasar por estas letras que me dejas, para que puedan encontrar en ellas, el camino de cambiar muchas cosas en su vida ahora que están a tiempo.
Uff Alma, no sabes como te agradezco este momento que vivo ahora, pareciéndome que estamos aquí, muy cerca.
A próposito de ello, espero tu respuesta, sobre tu visita a Perú, que pidoa Dios se concrete pronto, sería un lindo regalo el poder conocerte amigo Alma.
Gracias de corazón, por este REGALO que hoy me dejas.
Se te quiere mucho, José Manuel.
Cada vez mi abrazo más fuerte para ti..
Tu amiga siempre...
Queta
