Qué sentimiento tan mediocre, disfrazado de una sonrisa tan elaborada, contamina cada vez las palabras que optamos por decir cuando sabemos bien que entre ambos ya no vale la pena decir nada, la nada misma se expresa bien luego de acercarnos demasiado. No basta hablar algunas veces, no hay forma de permanecer juntos, puesto que el día siempre espera la noche y la noche no puede evitar el día, puesto que mi cuerpo se cansa del tuyo cuando deja de tocarlo, besarlo, y comienza a dialogar con él; puesto que mis palabras le aburren cada vez que acaba esa sensación mágica comparable solamente con el aroma de un buen café; puesto que rápidamente entendemos que no soy tuyo ni eres mía, y que por tanto te desprendes con facilidad de mí y cada vez que lo haces compartes conmigo una ausencia que no me pertenece, a no ser que si, pero a mi propia manera.
La cuestión, sin embargo, es que a pesar de las palabras superfluas, del instinto escapista, de la realidad sin los letargos del sudor y el aroma de tu cuerpo desnudo y sin el suspenso de un beso en cámara lenta… a pesar de eso, la cuestión es que cada vez te extraño más, si extrañarte es decir que a veces no te reconozco, aunque sienta que te necesito para seguir respirando.
<center>Jesus A. Romero<center>
Lunes, 4:10am
- Wolfstein
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Los Otros que invento a veces dicen cosas que yo no habría dicho ni aunque fuera otro... Benedetti
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