Suelo mirar y dejar que el pensamiento vague alrededor de las calles y de las personas es así como descubro a la gente sola, como encerrada en si misma, como si esperara algo o a alguien: quizás alguna noticia, quizás el encuentro con un viejo amor o simplemente un sueño que le permita afrontar las horas y la vida y así ir modelando los valores de cada uno.
Y me parece leer en esta gente sola como una lejana tristeza, un
dejarse estar en esos náufragos de la vida.
Personajes que me recuerdan a los que a veces veía sentados en un bar, bebiendo un café o simplemente leyendo en diario, tal vez su única compañía.
Se me antoja, al ver a esta gente solitaria y como desvelada, que se parecen a un remanso o a islas de esperas imposibles.
Causa pena la soledad del hombre en medio del fárrago de las ciudades.
De ese ser que esta solo y espera, porque sabemos muy bien que la vida es una larga espera, hasta que nos vamos a lo mejor sin haber encontrado respuestas a nuestros sueños.
Y me pongo a pensar e imaginar si ese ser que esta solo y la soledad se le escapa de los ojos, no es un poeta garabateando en su mente, unos versos para el recuerdo, una carta de amor o quizás una despedida final.
Hasta quizás sea un periodista aguardando la gran noticia o alguien que teniendo escasos centavos en los bolsillos, quiere canjear sus sueños.
A veces observo a un hombre que une a la soledad una lejanía de
sueños pasados.
O se me ocurre que es un hombre que ha perdido todos los trenes y también el último beso.
Y algun joven que tal vez, como el principe azul esté aguardando a la cenicienta.
Veo solitarios que queman sus cigarrillos como esperando ver surgir desde las cenizas un ave que les acompañen en su soledad.
¿No será que a veces el hombre se vuelve casi una sombra?
Ese camino fantasmal que se abre hacia el viaje final, cuando ya
perdemos todo.
Hombres y mujeres en soledad. Un Mundo pequeño y denso girando en cada rastro, en cada actitud ante la vida.
Y así, es como cada uno de nosotros en un momento de nuestra vida descubrimos, sentimos, y captamos la soledad, nuestra amiga que siempre está.
Pero siempre debemos tener fuerzas para salir de ella y mucha confianza en nosotros mismos, creer en nuestra fe y saber que siempre hay alguien que nos esta esperando.


