Mensaje
por Doral » 26 Ago 2006, 01:16
Con profundo pesar y las lágrimas ahogadas en el alma, me encuentro con tu bella aportación plasmada con el sentimiento mas puro y mas elevado del mundo, y tratar éste tema tan delicado, en la forma como tú lo has hecho, realmente lograste tocaste las fibras más sensibles de mi ser, con bastante éxito, desgarrándolo sutilmente con esas notas musicales que van anidándose en mis latidos maternales con supremo dolor, por aquellas semejantes que por mil razones (qué importan cuàles hay sido), no fueron capaces de darle vida a la vida, ni fueron lo suficientemente mujeres para cumplir con la misión divina que el creador nos ha obsequió como su mas grande amor: EL DON DE SABER SER MADRES.
"Voy a hacerte un regalo hijo mío, aquì ahora con una historia común, es una historiaa como la de muchas mujeres, de esas mujeres que confían en el hombre que confunden con el amor de su vida. La protagonista es mi amiga y compañera laboral CLARIS.
Al conocerlo, ella experimentò el tìpico flechazo de cupido, le empresionò mucho su personalidad y la seguridad que èl demostraba en su trabajo. Un día, se dió cuenta que había quìmica entre ellos y empezó una relación un poco extraña, que ella calificó como "demasiado sincera y sin medias tintas".
Pero, a pesar de todo, ella se daba cuenta de que èl no la querìa con la misma intensidad, pero Clarissa pensó que podía despertar en él, la misma pasión y amor que a ella la consumía.
Un día sucedió lo que pasa en las parejas que van al mil por hora, sin pensar siquiera en las consecuencias, pensando solo en el inicio de una hermosa relación íntima. Ella supuso que estarían mas unidos, pero cuando se enteró que sería madre, más que miedo, experimentò algo muy hermoso, pensó que sería el motivo para estar juntos para siempre...(apoyarse, quererse, tenerse), sabía que se venían momentos difíciles, porque a sus escasos 22 años, no estaba preparada, pero sentía que podía salir adelante.
Sin embargo su sueño se convirtiò en pesadilla, en el mismo momento que le comentò a èl, de su embarazo y saber que no tendrìa su apoyo, aunque lo dijo pero no lo cumpliò, muy tarde comprendió que no la amaba lo suficiente como para enfrentar esa enorme responsabilidad...¡Todo fuè mentira!, sus argumentos fueron salpicados de mentiras, un momento de pasiòn, pensó que significaba algo para él, y no solo ella, sino ese ser que ya latía en sus entrañas. Todo ésto la hizo a ella, verlo como èl realmente era y darse cunta que fué otra mas a la que "le hizo el favor", solo que ésta vez, dejó un regalo muy especial: Un hijo.
A ésta decepción que le embargó a mi amiga Claris, se le sumó también el dolor y el miedo, la verguenza y la impotencia mas atroz. Sabía que como madre soltra se le cerrarían muchas puertas y hasta llegó a considerar ese hiijo que se movía en sus entrañas, como un obstáculo para alcanzar cualquier meta propuesta en el camino.
Como era de esperarse, la noticia en su casa provocó una profunda crisis, en la que hubo lágrimas y recriminaciones. Fueron los días mas horribles y tristes de su vida. No tuvo mas remedio que callar, bajar la cabeza y pedir perdón una y otra vez... y muchas más, sintiendo el temor de quedarse desamparada. Pero al cabo de algún tiempo, se descubriò a sí misma amando cada día más a esa "bolita" que le pateaba el vientre, llenándola de nuevos brìos y nuevas ilusiones. Entendió que si una puerta se cierra, otras se abrirían con las que aprendería a poner a prueba su capacidades. Descubrió de pronto dentro de sí, a una mujer más fuerte de lo que ella misma suponía. Y el día que nació su "hijita" lo único que sentía por ese hombre, era una compasión infinita, porque por su cobardía, se había privado de esa dicha tan grande.
Han pasado veinte años desde que nació su "bebita" y verla sana, hermosa, convertida en toda una hermosa señorita, y que Dios le permita tenerla con ella, es la mejor recompensa a todo su sufrimiento.
Claris trabaja muy duro para poderle dar todo a su hija y prepararla para el futuro, y poder darse ella misma, la satisfcción de darle a su hija, la educaciòn, el cariño, la atención y mas cosas de las que ella tuvo.
Con ternura me dice que inculcarle a su hija, los valores morales que hacen de ella su gran obra, es la mayor recompensa, pues formar a un hijo es educar a un hombre, pero educar a una hija, es forjar a toda una familia porque la mujer es quien une, integra al núcleo familiar, y nadie mejor que Claris, sabe que debe predicar con el ejemplo, tendrá que seguir enfrentando numerosos retos, pero estoy segura que vá a superarlos airosamente.
Tuvo que ser a éstas alturas de su vida, en que mi amiga comprobó en carne propia que ser madre soltera nunca debe ser un obstáculo para superarse y seguir caminando por la vida con la frente muy en alto.
Me dá inmensa alegría saber que mi amiga está convirtiendo su "pecado" en su mayor aliciente para ser mejor como ser humano, y siempre darse a respetar y jamás aceptar a uno de esos hombres que no desperdician la oportunidad para hacer leña del àrbol caído. Ella está aprendiendo que no debe confinar sus sentimientos solo a halagos traicioneros, sino a hechos concretos. Muy dentro de su corazón, Claris sabe que vale mucho y que puede alcanzar las metas que se proponga, y no "a pesar de su hija", sino "al lado de su hija".
El apoyo de un hombre, no es tan necesario cuando una misma sabe dars su lugar y cuando se acepta con toda la madurez posible que un hijo debe considerarse una bendiciòn y jamás un estorbo, aunque este hijo llegue en condiciones adversas.
Claris ha dedicado su vida a formar a su hija, y quizà algún día, mi amiga encuentre a su verdadero amor, pero mientras, ella vá feliz por la vida, caminando de la mano de su hija, dándose cuenta de que Dios le ha dado esa maravillosa oportunidad de sentir el amor que existe entre una madre y un hijo, se ha dado cuenta que el verdadero amor ya lo tiene a su lado, y que son unos ojos grandes, una piel tersa, suavecita, una hermosa sonrisa, un pedacito de su alma, una bellísima flor que vá abriendose a la vida, enfrentando otros retos de estudio y trabajo que harán de un desliz del pasado, la mejor obra en un futuro.
Esa niña es mi ahijada Xochitl, a la que admiro y amo como si fuera mi propia hija, ya que ha ingresado a la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Sinaloa México, -dice- en honor a su hada madrina y madre."
DIOS TE BENDIGA AMADO CIBER-HIJO MIO,
Doral.
p.d. cualquier parecido, es producto de mera coincidencia, sujeto a responsabilidad absoluta del autor de ésta historia que quise compartir con Carlos aquì y ahora, como agradecimiento supremo expreso desde mi corazón.
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